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viernes, 23 de octubre de 2009

Las noches con buelita



Y volvemos al salón, a la noche alumbrados con quinqué.Si soplaba vientecillo, las flamitas danzaban, y las sombras, parecían bailar también.Aprendí con buelita, a hacer figuras con las sombras de los dedos de las manos; así vencí mi temor a la oscuridad, y comprendí el porque de las sombras.Sabia como lograr que proyectada la luz del quinqué, sobre mis manos, aparecieran en las paredes, delineados gallitos, conejitos, burritos, y tantas figuras que, en mi imaginación, cobraban vida, y de ahí nacían otras tantas historias.
Noche tras noche.Contar y contar buelita.
Entretener a una niña tan pequeña que se caía de sueño.
Al acabar alguna narración mi abuelita, me observaba si estaba sentada o parada, o balanceándome de asiento a asiento, y terminaba el cuento diciendo muy rápidamente…Y colorin, colorado,este cuento se ha acabado.El que se quede sentado(o parado)Será un burro pegado.Ya con esos estribillos, me obligaba a estar atenta, en que momento se terminaría el cuento.A nadie le gusta ser un burro pegado.Y cambiaba las historias, les agregaba personajes, se los quitaba, le daba otros finales, y yo empezaba con…¡Así no es!¡Así no es!Lo contaste la otra vez de otro modo, y así no iba, así no se vale.Y buelita, a ver, hijita, cuéntamelo tu, que a mi ya se me olvido como iba.Y ella barre y barre, moviendo mesabancos, y yo brincando a su lado, como pepita en comal, ¡escúchame! Fíjate abuelita, que iba así el cuento, y a ti se te olvidó esto, es muy importante; y se reía, reía de su niña, que todo se lo creía, hasta el que una viejecita, olvidara la historia del Patito Feo, o de Blanca Nieves y los 7 Enanos, de Cenicienta, de Hansel y Gretel , y las leyendas, y todas las historias que ella escuchó en boca de su madre indígena, o de su padre, un español, cuando la abuelita, también, una vez fue niña.Cuando recién llegue con ella, me dejaba en la casa, acostada en un petate, de esos de trenzado de palma, fresqueando, frente a una rejilla de madera, que mando a hacer, para que me entrara aire, y al pasar ella, de rapidito, me observaba como dormía.Pero una noche, desde lo lejos de un salón, vio pasar una figura de un varón, creyó que era su hijo el estudiante de Normal, lo divisó que se acerco a nuestra casa, e intentó ese sujeto, abrir la rejilla.Buelita, le gritaba desde el salón…( continuará)

La foto es de la escuela Primaria "Expropiación Petrolera" de en ese tiempo Villa Cuauhtémoc,Veracruz, hoy ciudad Cuauhtémoc,Veracruz.