Latidos de cariño y afecto que nutren al Alma.Gracias por su visita.

domingo, 2 de agosto de 2009

Profesor Fortunato Sánchez Flores

Todo quería arreglar, componer, organizar, y al paso de los años, decía, ya voy a dejar que hagan lo que quieran.
Si, ¡lo que quieran!
Ya me canse de pelear con alumnos y padres de familia.
Y se dedico a tocar guitarra.
Cantaba, en la terraza, que se ubicaba sobre el corredor central de la escuela, en las noches, frescas noches, estrelladas, en que todos convivíamos, platicábamos, y el maestro cantaba.
En una de esas noches, estando sola la maestra Adelfa, sentada en su sillón favorito, vio venir sobre de ella, una bola de fuego, se encomendó a Dios de inmediato, en segundos se acercaba a ella ese fuego, pensaba en sus niños tan pequeños, y grito, en esa noche; Dios la escucho.
Faltando muy poco, para que esa bola de fuego hiciera contacto con su cuerpo, se esfumo.
Unos dicen que las brujas se ven así en las noches.
Pero la maestra Adelfa, estaba muy preparada, y decía, era un meteorito, y al contacto con la atmósfera, se torno incandescente, y fue desvaneciéndose, y lo bueno, es que se consumió antes de tocarme a mi.
¡Aja!, ¿y que mas?
Bueno, seguimos con el maestro Nato, y su guitarra.
Se llevo a cabo un concurso de cantantes en la UAT.
Se inscribió.
Se soñaba ganador.
Se veía ganador.
Grababa y grababa, en una novedad de aquel tiempo, una grabadora larga, negra.
Llevo la cinta, como muestra de su talento artístico.
Lo aceptaron para concursante.
Y perdió.
Le pregunte a una sobrina de el, al otro día del concurso; porque yo fui, lista a felicitar con bombo y platillo el triunfo del profesor, a su casa.
¿Como le fue a tu tío?
¡Sshh! ¡sshh!
Y se ponía en sus labios su dedo índice, alarmada de mi voz que se quedo vibrando en las paredes de su casa.
¡Cállate!, no preguntes.
¡Luego te cuento!
Parecía que había pasado algo grave.
Y si. Había pasado algo grave.
¡Mataron de nuevo sus ilusiones!
Le pregunte a sus sobrina, casi a señas…
¿Que lugar ocupo?
¡Sshh! ¡Sshh!, el último.
¡Oh, esta vida!, que ha veces, entre mas brincas, mas te da de zapes.
El maestro Fortunato vivía de primero cuando llego al pueblo, en el anexo del segundo piso de la escuela.
Con su mamá, Doña Chenchita, su sobrina Minerva, la Mine, que nunca quiso aprender a leer, por mas que tenia dos tíos maestros, su tío Fortunato y el maestro Gregorio Flores, que también trabajaba en la Expropiación Petrolera, pero el vivía en Tampico, con su esposa.
También vivían con el maestro Fortunato, su sobrino Guillermo, el Memo, que le faltaba muy poco para terminar la carrera de magisterio, y una sobrina, Teresa Argüelles Rivera, güera, boca grande, pelo claro y lacio, suelto.